martes, 21 de febrero de 2012

Las castellanías o los ancestros de las comandancias de la Guardia Civil

Las castellanías fueron durante la edad media algo similar, salvando las distancias, a lo que hoy serían las capitanías o comandancias de la Guardia Civil, pues eran los territorios que se encontraban bajo el control y protección de un castillo.

Este castillo estaba bajo el mando de un señor, fuera o no noble, que había sido nombrado para su mando por titular de los territorios donde se asentaba, ya fuera este un rey, príncipe, duque, conde, marqués, obispo, cardenal… aunque siempre para poder edificar un castillo era precisa la autorización real.

Las castellanías tenían bajo su control entre 20 y 30 comunidades rurales, y en la unidad nobiliaria más básica, el condado, solía haber unas 10 castellanías. Inicialmente el titular del castillo era el castellano, aunque después esta denominación se aplicó a todos cuantos vivían en el castillo, y más tarde lo recibieron las comarcas de frontera con gran presencia de castillos con Castilla y Châtelaine con su derivación al castellano Cataluña.

El castillo se mantenía por las rentas que los habitantes de las aldeas que se encontraban bajo su protección pagaban a éste, en los plazos que el señor del castillo hubiera impuesto. Estos pagos periódicos, o impuesto obligatorio por protección militar, recibían el nombre de consuetudines, del latín consuetudo, o costumbre, usos y costumbres, era un pago por Derecho de costumbre.

Los consuetudines no eran recaudados directamente por el castellano, ni eran entregados en el castillo por los habitantes de la comarca, sino que para su cobro estaban los caballeros, que vivían en el castillo como fuerza militar para la protección del territorio pero que no cobraban nada del señor de éste, sino que iban a "comisión" del impuesto recaudado, lo cual les obligaba a estar siempre recorriendo el territorio, pues cada aldea lo paga en fecha distinta y distante.

En caso de conflicto bélico, si dentro de las murallas del castillo cabían los habitantes de los contornos, se refugiaban en su interior, y eran defendidos por los caballeros. Si por el contrario el castillo no era suficientemente grande los caballeros tenían la obligación de plantar batalla antes de que el enemigo se adentrara mucho en sus fronteras.



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